Anatemizado seas. Estigmatizado seas.

Los símbolos de mi mundo en un microrelato. Microrelatos para minilecturas. Yo seré. Tú me deshonras y me quemas y viajo viejo y cansado y tú me deshonras y mis anatemas son para siempre. Anatemizado seas dijiste. Estigmatizado seas dijiste. Para siempre te lo recordaré. Como si hiciese falta. Anatemizado soy. Estigmatizado soy. Sortilegio y odio es lo mismo y me pregunto cómo se desaparece y se desaparece sólo cuando uno se ha rendido. No hay oasis si tú no estás. La felicidad no existe si tú no estás. La felicidad en los planetas escondidos. Aroma de carne carbonizándose en algún lugar a lo lejos. Corderos degollados por el matarife e incienso alrededor de una bañera claraboya donde flotaban velas y nenúfares que tú habías colocado y que hacías navegar con las olas del movimiento de tu cuerpo. Corderos degollados y la tristeza por el cordero degollado. Aroma de maderas humeando cuya fragancia se nos introduce hasta el cerebro. Velas que se derriten, velas con olores a madreselva y a jardín mojado por el ozono. Para no olvidar. Suena el alba en el desierto. ¿Eres tú el desierto o lo soy yo? Si eres tú está embrujado si lo soy yo no sé lo que es. Te rodeas de desierto y me rodeas a mí y no te encuentro y no sé qué hacer para encontrarte y para beberte de nuevo. Reina de las aguas, cristal ambarino, no te puedo ver a tu a través. ¿Dónde estás? Tantas veces te había visto bajar de tu coche y acercarte a mí con la mirada puesta en aquel horizonte que sólo podía ser yo sentado en un banco de madera. Eran otros tiempos. Era otra vida. ¿Habrá más vidas donde encontrarnos? En esta ya no. La agotamos. La secamos. Anatemizado seas me dijiste. Anatemizado soy pero tú también llevas tus anatemas y tus llagas y tus heridas…

Los símbolos de mi mundo son de colores y flotan como esferas contenidas por los símbolos de mi mundo. Colores dentro de esferas en blanco y negro que flotan ingrávidas hasta lo más alto, que es un techo. A casi nadie le puede interesar pero me siento mejor tratando de dar una definición a mi vida aunque sea a través de los colores, aunque sea a través de las esferas flotantes ingrávidamente. No estabas tú para expresarte a través de las herramientas que utilizas habitualmente para decir lo que sientes. Yo ahora utilizo la mía. Para mí la palabra es lo que para ti la imagen. En ello estamos contenidos. A ello estamos esclavizados. Atrapar el tiempo que se va. Que se nos va. Una vida sin ti aunque sólo pasen cinco años, aunque sólo pasen cinco segundos. Una vida sin ti.

Mi pelo crece. Los símbolos de mi mundo. El paso del tiempo otra vez. Visualmente mi pelo crece y puede que ya sea irreconocible para ti. ¿Me reconocerías si me vieses? ¿Me reconocerías si me vieses después de esos cinco segundos, después de esos cinco años que hemos pasado separados? Saliste a la calle a encontrarte contigo misma, a atrapar tu tiempo pero yo ya no estaba allí y no fui atrapado en la celda de tus imágenes y corrí con el tiempo, que me llevó cada vez más lejos de ti. Pirámides. Piras funerarias. Lugares donde morir. Palabras que ahora escribo inspiradas por un no sé qué. ¿De dónde vienen mis ideas?

Fui a visitar una exposición de Klee. Fue en Berlín. Lo que más me impresionó no fueron sus cuadros. Fueron sus estudios preliminares. Sus garabatos sobre cuartillas teorizando sobre el color, el germen de toda su producción, la base teórica de todo lo que vino después. La teoría está ahí y siempre es maravillosa; lo que sale después… Deberías haber estado allí pero no fue así. Tú también juegas con el color, a tu manera, con otros materiales, con otros artefactos. Lo mutas, lo descompones, fuerzas a que un color sea otra cosa distinta con un significado distinto.

Rue de bordadores. Lugar donde trabajar a la luz de los neones. Alguna vez llegamos y se han olvidado de encenderlos. Comenzamos la jornada trabajando en una penumbra que alarga el sueño y el despertar de la conciencia, penumbra que nos vuelve a aletargar. Escondemos nuestros ojos entrecerrados entre las sombras. Alguien bromea. Rue de bordadores. Lugar donde trabajar. Tomamos café cuando alguien se ha acordado de que hay un interruptor que nos va a sacar de la penumbra. Las luces encendidas nos delatan durante el primer minuto y luego comenzamos a trabajar de verdad. Nos miramos a la cara buscando la complicidad de lo que ha dejado de ser un sueño fácilmente quebradizo hace tan sólo unos minutos. Miramos el reloj. Esperamos desde la mañana la hora de marcharnos por la tarde. Tomamos café y fumamos en la calle. Es mayo pero el frío se resiste este año. No sabemos si jersey o si simplemente camisa. Hago mis tareas, trabajo demasiado rápido, demasiado precipitadamente y eso me hace ser inexacto, pierdo la precisión y sólo pienso en el momento en que pueda empezar a escribir. Pienso en el momento en que, incluso dentro de mi horario laboral, como ahora mismo, pueda robar algo de tiempo para escribir lo que hace tiempo que tengo en la cabeza que quiero decir. He dejado de entender otra forma de comunicarme, cada vez más enclaustrado en mi observatorio. Me recreo en mi mediocridad de trabajador gris que sólo suspira por una vida tranquila. Me miran. Creo que me miran. Imagino que me miran y luego me doy cuenta de que no es así y me doy cuenta de que no estoy del todo bien, de que algo falla, a pesar de haber tomado todas mis pastillas esta mañana y la noche anterior y la anterior.

Nada pasa cuando volvemos a ese lugar que con muecas de tristeza y de resignación llamamos “bestiaplaneten”. Vacío. Sensación de que nada malo ni nada bueno va a pasar. Sólo sentimos la frustración por el tiempo perdido por no haber hecho de nuestras vidas algo más. Hombres grises a mi alrededor. Hombres grises con una vida predecible que se casaron, que tuvieron hijos, que mantienen relaciones familiares y yo me pregunto porque yo no. Me pregunto por mi soledad. Por mi falta de acoplamiento entre los habitantes de bestiaplaneten. ¿Y no fue aquella inadaptación uno de los motivos que nos separó? ¿No fueron aquellas canciones las que nos separaron? Ya no lo sé y no consigo recordar y el paso del tiempo me hace sentir triste otra vez. Los recuerdos se difuminan en el tiempo, el paso del tiempo deja vidas vacías y memorias vacías. Prefiero no ir.

Salva tu vida porque sólo tienes una. El sueño se fue pero el niño fue real. Pude ser un poeta pero tal vez me quedé tan sólo en un loco. Y no estoy feliz. Y no estoy triste. Ella siente dolor. Tú sientes dolor. Salva tu vida.

Publica un comentario o deja una referencia: URL de la referencia.

Deja un comentario