Monitorización

Medicamentos clasificados con pulcritud. El rumor próximo del aparato que me proporciona oxígeno es constante, un ronroneo animal sólo interrumpido por mis accesos de tos. Visualmente monitorizo a Maude6 en su madriguera de metacrilato. El ratón juega estúpidamente consigo mismo: lo aborrezco por su excelente salud, que ridiculiza la mía. Observo a Maude6, aguardo desesperadamente verlo morir o vivir para repetir su tratamiento experimental en mí. Porque ratón y hombre es sabido que prácticamente tienen la misma cadena adn, con una variación de menos del 1%. Con algo más seríamos un delfín o un arácnido. Es así de frágil.

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Comentarios

  • Marta Arévalo  El enero 25, 2017 a las 8:29 am

    Qué triste la vida del ratón de laboratorio, verdad? En qué estarías tú pensando para escribir este relato…..Es curioso cómo funciona la cabeza del escritor. Grande Colucho!!!

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